«… El mar era el sueño y llevaba a la vida eterna…»
JRJ
«El amor en el mar»
1
1 de febrero
«Soledad»
En ti estás todo, mar, y sin embargo,
¡qué sin ti estás, qué solo,
qué lejos, siempre, de ti mismo!
Abierto en mil heridas, cada instante,
cual mi frente,
tus olas van, como mis pensamientos,
y vienen, van y vienen,
besándose, apartándose,
en un eterno conocerse,
mar, y desconocerse.
Eres tú, y no lo sabes,
tu corazón te late y no lo siente…
¡Qué plenitud de soledad, mar sólo!
2
4 de febrero
Los nubarrones tristes
le dan sombras al mar.
El agua, férrea,
parece un duro campo llano,
de minas agotadas,
en un arruinamiento
de ruinas.
¡Nada! La palabra, aquí, encuentra
hoy, para mí, su sitio,
como un cadáver de palabra
que se tendiera en su sepulcro
natural.
¡Nada!
3
5 de febrero
Mar
Parece, mar, que luchas
—¡oh desorden sin fin, hierro incesante!—
por encontrarte o porque yo te encuentre.
¡Qué inmenso demostrarte,
en tu desnudez sola
—sin compañera… o sin compañero,
según te diga el mar o la mar—, creando
el espectáculo completo
de nuestro mundo de hoy!
Estás, como en un parto,
dándote a luz —¡con qué fatiga!—
a ti mismo, ¡mar único!,
a ti mismo, a ti solo y en tu misma
y sola plenitud de plenitudes,
… ¡por encontrarte o porque yo te encuentre!
4
7 de febrero
Cielo
Te tenía olvidado,
cielo, y no eras
más que un vago existir de luz,
visto ─sin nombre─
por mis cansados ojos indolentes.
Y aparecías entre las palabras
perezosas y desesperanzadas del viajero,
como en breves lagunas repetidas
de un paisaje de agua visto en sueños…
Hoy te he mirado lentamente,
y te has ido elevando hasta tu nombre.
5
7 de febrero
No
El mar dice un momento
que sí, pasando yo.
No, ¡no1, ¡¡non!!, ¡¡¡no!!!, cada vez más
fuerte, con la noche…
Se van uniendo
las negaciones suyas, como olas,
—no, no, no, no, no, no, no, no, no, no,!—
y, pasado, todo él, allá hacia el este,
es un inmenso, negro, duro y frío
¡no!.
6
11 de febrero
¡Si!
Delante, en el ocaso, el sí infinito,
al que nunca se llega.
─Sííííí─
Y la luz
incolora,
se agudiza, llamándome…
No era luz del mar… LLegados
a las bocas de luz que lo decían
con largor infinito,
vibra, otra vez, inmensamente débil
─sííííí─,
en un lejos que el alma sabe alto
y quiere creer lejos, sólo lejos…
Juan Ramón Jiménez
De: «Diario de un poeta recién casado», 1917
Artwork by Luis Vega
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